Sociopolítica a propósito de Wall-e
Axioma I: El nuevo materialismo histórico (primer enmienda a Marx)
En el futuro previo al Apocalipsis sanitario propuesto por Andrew Stanton en esta película(1) finalmente
el hombre ha dejado de lado la vieja dialéctica histórica marxista de
explotación del hombre por el hombre e implantado una nueva estructura
dialéctica de producción basada en el uso de las máquinas como exclusiva
fuerza de trabajo, por supuesto que este uso no puede ser puesto en
duda puesto que la máquina es una creación del hombre y además debido a
que están programadas por él son controlables y a diferencia de los
proletarios las máquinas no se sindicalizan. De este modo el hombre se
emancipa del trabajo que había sido su emancipador de la simiedad(2) quizá evolucionando a una nueva raza emancipada de la laboralidad del homo sapiens u homo otium(3).
Entonces,
mientras las máquinas producen por él, el nuevo hombre (muy lejano del
hombre nuevo) se dedica a dos tareas, consumir y atender a quienes
consumen, tal es la nueva dialéctica de clases de la era poslaboral, por
lo tanto, con las máquinas como único factor productivo y sin
relaciones de clase en las que intermediar el estado se convierte
entonces en algo obsoleto y desaparece dejando su lugar a un mejor
articulador, un articulador más competente en este nuevo sistema de
clases: el enterprise(4).
Axioma II: Gea II o la redefinición del mundo por la profilaxis (segunda enmienda a Marx)
Al
subir a la nave-arca los seres humanos (o al menos los más favorecidos)
se inscriben en un nuevo ser-en-el-mundo, un ser-en-el-mundo ya no
definido por el propio mundo sino definido por el mismo hombre, mundo
cuyas funciones, debido a su carácter sintético, necesitan ser
explicitadas y donde las máquinas son centinelas de esa explicitación.
Pero al ser necesario explicitar todas las funciones de dicho mundo en
un código cibernético este se convierte en ley universal e inviolable
principio determinante de la máquina-centinela que por lo tanto sumirá
al hombre en un sistema de profilaxis basado en el confort a partir de
la tecnología de carácter inviolable.
De este modo en este
arca-mundo la seguridad y supervivencia del hombre está bajo el
resguardo de las máquinas y de su código inviolable de carácter
cibernético, sin posibilidad de segunda interpretación sin metáfora, sin
ideología, y es justamente este código sin ideología el que lleva a la
máquina (al igual que a Viki en Yo Robot(5)
de Alex Proyas) a pensar que el hombre no es lo suficientemente apto
para cuidarse a sí y por eso toma la decisión de cuidarlo de él mismo,
pero a diferencia de lo que sucede en la película de Proyas, aquí el
sistema de profilaxis maquínico liderado por Auto (que recuerda
tenebrosamente a Hal 9000 de 2001 Odisea del espacio(6)
de Stanley Kubrick) utiliza un modo más sutil, con el ser humano
embriagado de confort el sistema de seguridad-control solo debe
proveerle de más confort y consumo para que no se percate de la
sobredecodificación del centinela.
Axioma III: Sobre el control redundante o la legitimación por la tautología (apuntes a Lenin)
Por
si el mecanismo de control por el confort no fuera suficiente el
sistema de profilaxis maquínico desarrolla también un segundo mecanismo
de control basado en la tautología, es decir en la demostración por la
repetición y la autodemostración. Así la máquina-profilaxis media el
mundo de confort en el que viven los pseudos-humanos siendo el único
agente de interacción entre ellos y el consumo y entre ellos entre sí
llevándolos a vincularse solo de manera virtual y mediada por pantallas,
de esta forma no hay modo de poner en duda el sistema profilaxis-medio
sin poner en duda la propia existencia y sin descreer del lazo social y
de la existencia del otro.
Axioma IV: La naturaleza del lazo social (apuntes comparados a Marx y Lyotard)
Entonces
cuando la torpeza de Wall-e desconecta las pantallas-mundo de dos de
esos poshumanos estos quedan destecnologizados más no desmediatizados
pues al desaparecer la pantalla se encuentran ante otro medio, el rostro
y es solo allí cuando aparece el otro, el otro mediado por su propia
rostridad(7), el otro que se une a nosotros
solo en tanto que actor de la lucha contra la máquina, máquina que
hasta dos minutos antes era todo el mundo, es decir, solo mediante la
autidentificación con el otro a partir de su rostro-medio y la posterior
autodefinición por la diferencia común con otro más otro es que se
genera el lazo social, lazo social que por lo tanto es a la vez
múltiple, compuesto por pliegues(8) por
estar compuesto por individuos disímiles que se identifican uno con el
otro por los elementos mediales y dual y conflictivo tal como lo ven los
teóricos marxistas.
Teorema primordial: La forma de la unión (refutación a Parsons, vindicación a Marx)
Desde
su nacimiento a manos de Auguste Comte el pensamiento funcionalista
sistémico se ha basado en la premisa de que la sociedad es un todo
unitario y solo puede funcionar como tal, a ese pensamiento Talcott
Parsons le agrega la condición de sistema autorregulado llevando así el
sistema de orgánico a cibernético, esta visión de la sociedad como
sistema autorregulado de corte cibernético (que alcanzará su radicalidad
más delirante a fines de los sesenta en la obra de Niklas Luhmann y se
terminó convirtiendo en la actual comunicación organizacional teorizada
sobre todo por los nuevos sociólogos enfervorizadamente capitalistas de
Estados Unidos y Japón(9)) es lo que llevó a
las sociedades occidentales primero al neoliberalismo hoy ya
temporalmente agotado y en pleno capitalismo tardío a los sistemas de
legitimación por la tautología y la posterior cesión de los derechos de
defenderla a las máquinas(10), máquinas que son efectivamente sistemas autorregulados cibernéticos de primer orden(11)
y que por lo tanto no tendrán posibilidad de interpretar los comandos
sino solo de cumplirlos irrestrictamente, esto puede ser visto como
bueno puesto que no habrá posibilidad de malas interpretaciones pero
como bien nos han enseñado los últimos cien años de hermenéutica no
existen tales malas interpretaciones y es solo mediante la
interpretación que se desarrolla un criterio, criterio ideológico del
que las máquinas (al menos las de matriz cibernéticas) están
imposibilitadas y que sin él no pueden entender aquello que los juristas
llaman erróneamente “el espíritu de la ley” y que más correctamente
podríamos llamar el elemento vital, simbólico y socializador que solía
haber tras de cada ley.
Tras estas consideraciones se debe tener
en cuenta el paradigma opuesto al paradigma funcionalista sistémico que
es justamente el paradigma marxista de la oposición, oposición de
clases, órdenes o de una manera más abarcativa excluyentes y excluidos(12), este paradigma parte de la idea de la “lucha de clases”(13)
como motor de la historia y del materialismo dialéctico según el que
son las condiciones materiales de producción las que determinan las
formas de socialización y desenvolvimiento de los grupos humanos(14),
y son estos dos materialismos (histórico y dialéctico) los que llevan a
la toma de conciencia de sí de los humanos viajeros-habitantes de la
nave-prisión cuando casi sin querer se revelan contra el otro más otro
que son las máquinas.
Corolario I: Sobre la necesidad de la hermenéutica (vindicación a Trotsky)
Una
vez comprendidos los peligros que se esconden tras la codificación
cibernética del lazo social aparece la necesidad del nervio hermenéutico
capaz de generar en todo momento una operación ideológica y de criterio
capaz de superar las barreras de la codificación, hermenéutica que debe
ser puesta en juego de forma constante, permanente evitando así el
riesgo de caer en la codificación dura y tautológica del confort. En
esta película resulta paradójico que ese nervio hermenéutico lo haya
desarrollado un robot, aunque ese robot lleva setecientos años de
interacción con un mundo que le propone desafíos nuevos y que por lo
tanto le exija respuestas nuevas que estaban fuera del campo previsto
por su programación obligándolo así a trascender el código cibernético
mientras que la humanidad ha sido consensuada con su entorno no
exigiéndosele respuesta alguna y por tanto sumiéndolo en la redundancia
del confort.
Corolario II: Crítica a la antropología posmoderna (nueva vindicación a Marx)
Si
bien a pesar de cientos de años de iluminismo igualizante y como bien
apuntan algunos de los principales nombres de la teoría posmoderna
(Guattari, Baudrillard, Deleuze) subjetivamente el individuo se
convierte en único e inabarcable las situaciones de stress ante las que
el ser humano se encuentra lo llevan a desarrollar un impulso
colectivizante (sea este revolucionario, conservador o de cualquier otro
tipo(15)) que lo hace uno con el otro, y
eso es justamente lo que sucede en la película cuando tras las dos
primeras “liberaciones” y la “iluminación” del capitán de la
nave-máquina el resto de los neohumanos son desmedializados (al menos de
su medianidad tecnológica pues su rostro siempre está allí) toman
conciencia de sí (sea por la semejanza con el segundo, diferencia con el
tercero o tal como se propuso en el axioma IV por ambas razones) y
forman así algo uniforme a lo que se podría llamar humanidad, es la
vuelta de la masa que se había perdido y vuelve a ingresar en la
historia luego de setecientos años de apartamentos y walkman.
(1) Wall-e; Estados Unidos; 2008.
(2) Según Engels, Friedrich; El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre; Quinto sol; Lima; 2008.
(3) Otium por ocio.
(4) Resulta interesante constatar que la nave de Star Trek se llama empresa.
(5) I, Robot; Estados Unidos; 2004.
(6) 2001, A space odissey; Reino Unido; 1968.
(7) El término rostridad en tanto definición del uno representado mediante el rostro fue acuñado por Sloterdijk, Peter; Esferas I, Burbujas; Siruela; Madrid; 2003.
(8) Lyotard, Jean-François; La condición posmoderna; Cátedra; Madrid; 1987.
(9) Comunicación
organizacional reformulada en Latinoamérica por una práctica
comunitario-pedagógica que pretende ser un discurso de ayuda a los
estratos “más bajos” (¿Cuál es el parangón de la bajeza?) y que intenta
evangelizar a los “ajenos” a la sociedad integrándolos a una sociedad
homogénea mediante el evangelio de la “comunicación”, espantoso discurso
de la nueva “izquierda” Latinoamericana socialdemócrata (horrible
heredera de los viejos partidos ideológicos hoy ya totalmente inscriptos
en el juego burgués), izquierda socialdemócrata que contrariamente a
hacer la revolución legitima el discurso integrador del capitalismo
agregándole además un componente de violencia simbólica al suponer no
solo que el otro necesita ser salvado sino que somos nosotros quienes
debemos salvarlos y que es justamente nuestro evangelio comunicacional
(informacional cibernético, nunca metafórico, nunca ideológico) aquel
que los va a llevar al reino de la salvación.
(10) Esto no solo se da en las tres películas ya citadas (Wall-e, 2001, Odisea del espacio y Yo, Robot) sino también en Terminator II, The Matrix y unas cuantas más.
(11) De primer orden pues no se consideran a sí mismos parte del sistema al cual protegen.
(12) Esta
oposición entre el funcionalismo sistémico y el materialismo dialéctico
marxista fue destacada por primera vez en Berguer, Peter y Luckman,
Thomas; La construcción social de la realidad; Amorrutu; Madrid; 1968 y luego retomada por Lyotard, Jean-François; Op. cit.
(13) Esta
lucha puede ser de clases sociales, económicas, biológicas o incluso
como en el caso de la lucha contra las máquinas de carácter ontológico.
(14) Idea
que como se ve no está tan lejos del “determinismo tecnológico” de Mc
Luhan planteado de diferentes maneras en dos de sus obras clave, Mc
Luhan, Marshall y Fiore, Quentin; El medio es el masaje. Un inventario de efectos; Paidós; Buenos Aires; 1967 y McLuhan, Marshall; La galaxia Gutenberg; Aguilar; Madrid; 1972.
(15) Aunque quizás sean estos dos (el revolucionario y el conservador) los únicos dos impulsos colectivizantes.
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